Seguramente en más de una ocasión te han hablado o has oído hablar de Raspberry Pi, y quizás hayas asentido afirmativamente sin tener ni idea de lo que es.
Existe una verdadera comunidad alrededor de este procesador, lo cual es totalmente normal si nos atenemos a sus bondades. Por 35 euros (el modelo B), te permite montar un ordenador y enchufarlo a cualquier dispositivo ¿35 euros? Sí, estás leyendo bien.
Surgimiento del proyecto Raspberry
Como la mayoría de proyectos open source, la Raspberry Pi vio la luz gracias a la fundación Raspberry Pi Foundation, que se fundó en 2008, y con el fin de contar con un ordenador de bajo coste desarrollado para fomentar la informática en los colegios.
El primer modelo de Raspberry Pi surge en 2011, y desde entonces, ha cambiado totalmente la idea que se históricamente se tiene los ordenadores y de la informática en general. Recuerdo que hace unos años, cuando empezaba este mundillo, no era raro que en clases de informática te enseñaran a trastear con MS-DOS, un poco de shell y de cómo gestiona la memoria el ordenador, ejercicios muy útiles que, debido a la paulatina abstracción que ha supuesto la interfaz gráfica y las aplicaciones, ya es raro que se toque.
Aparecen las primeras placas de Raspberry Pi en 2012, buscando nuevamente ese acercamiento al desarrollo que se ha ido perdiendo con el tiempo, con un hardware muy sencillo, destinado a ser estropeado una y otra vez, y vuelta a empezar. Al igual que ocurre con Arduino, Raspberry Pi ofrece una experiencia integral para que sea el usuario quien decida qué quiere hacer con su ordenador, embarcándose en proyectos de la más diversa índole, como media centers de casa, domótica, ordenador secundario, cámaras de vigilancia, o cualquier otra aplicación que precise de un procesamiento más o menos elevado.
Hardware
En unas dimensiones de 8.5 por 5.3 cm, el modelo actualmente en el mercado (modelo B), nos proporciona todo aquello que un ordenador básico necesita, dejando de lado el espacio de almacenaje y los conectores necesarios, que seguramente ya tengas por casa.
El procesador es Broadcom BCM2835, un chip ARM11 capaz de forzarse hasta 1GB (overlocking) sin perder la garantía, una gráfica VideoCore IV capaz de reproducir vídeo HD 1080p, y una RAM de 512MBs en el modelo actual.
Como veis en la imagen, tendremos salida de periféricos de audio y vídeo HDMI, perfecto para volver inteligente a nuestro ordenador de casa, además de salidas de vídeo compuesto y audio por minijack.
Cuenta además con dos puertos USB y uno de ethernet 10/100, lo que se queda algo justo, y por lo general obliga a conectar un HUB USB para disponer de adaptador WIFI, teclado, ratón, y disco duro (para los exigentes).
Respecto al espacio de almacenamiento, tocará usar una tarjeta de memoria SD de 1GB o superior, con el SO cargado, y que seguramente ya tengáis por casa. La placa funciona con 750mA de potencia (se recomienda 1A), por lo que podremos usar alguno de los cargadores de móviles antiguos que nos han quedado por casa con conexión micro USB.
Dependiendo de a qué distribuidor lo compres, Farnell o RS, la Raspberry Pi viene en una caja de cartón o en una de plástico, siendo esta última el complemento perfecto como caja permanente después de un bricolaje básico. En caso contrario, tenéis por internet mil y un ejemplos de posibles cajas Open Source, desce cajas de cerillas a elaborados productos con ventilación.
Software
Como ya hemos dicho, el software no viene incluido, y tocará instalar por nuestra cuenta el sistema operativo, normalmente una distribución de Linux. Hay varias distribuciones convenientemente empaquetadas para un desarrollo ágil en Raspberry Pi, como es el caso de Raspbian, derivada de Debian (gracias por la corrección sdrex0), Risc OS, o incluso Android.